12 de abril de 2011

Nada es para siempre…

Desde hace varios días estoy tratando de inspirarme para poder escribir, por alguna u otra razón simplemente no tenía ni el ánimo ni la creatividad para poder plasmar algo que los invitara a querer leerme.



No sé si al día de hoy eso ha cambiado, pero lo que sí sé es que ¡Ya tengo algo que plasmar!


Soltar del verbo “dejar ir” es el nuevo estilo de vida –alternativa- con el cual, cada mañana me levanto. Convencerme que lo que sueltes hoy mañana te ayudará a seguir.


¿Cuántas veces nos aferramos a seguir en un trabajo, con un amor o en una situación que lejos de seguir dándonos satisfacciones, lo único que nos da son lágrimas, frustraciones, fastidio y obstáculos para avanzar? ¿Por qué pensar que entre más sufrimiento más grande será el premio del final?


No existe un premio final, cada día es un premio, cada día es un nuevo empezar pero si, cómo en mi caso, a veces preferimos disfrutar de nuestro “sufrimiento” conformándonos con la idea de que allá afuera habrá algo para nosotros que es mejor que lo que tenemos ahorita, estamos fritos.


Suelta y arriésgate son las dos nuevas palabras que debo de grabar en mi mente. Desde soltar la “mamitis vs hijitis” que hay con mi madre y acabe por entender que soy una mujer, hasta soltar el trabajo que no te reconoce como lo que eres una gran ejecutiva responsable que ha dado logros a la empresa, pasando por soltar ese amor que nunca fue amor y solo te dio un espejismo mientras pasaban el rato.


Soy una mujer que cree en los ciclos, y que también, como buena fémina que cuenta con su sexto sentido sabe cuándo está por cerrarse uno, tiene que saber que hacer al respecto antes de que salga dañada.


El dolor es un sentimiento que nos indica que estamos vivos, que sentimos y que en alguna ocasión “eso” fue alegría, que acabó por convertirse en desilusión. Pero aún cuándo el sentirte chinche nos traiga después situaciones agradables por lo reconfortante de una buena compañía al final del día TU SOLA tendrás que salir de ahí.


Llorar, maldecir, añorar, cualquiera que sea la catarsis para dejar ir lo que nos ata a lo inservible, se tiene que usar como arma, ya que es el motor para levantarte y seguir en el camino hacia dónde sea que te saque de esa situación de aletargamiento, costumbre y destrucción propia. *Sigo en proceso de averiguación. Ya les contaré. *


Empezar a escribir una historia no cuesta trabajo, lo difícil en realidad empieza cuando tenemos que plantear el final. Es por eso que mientras sigo escribiendo los capítulos de mi vida, y se los vaya compartiendo, al mismo tiempo los voy disfrutando, riendo, llorando, añorando, gozando ya que como dice la canción un día después de la tormenta siempre sale el sol… y los baches.