9 de octubre de 2011

Los Desconocidos “TREINTA”

Durante toda mi infancia y parte de mi adolescencia, SIEMPRE esperaba con ansias el día que me preguntaran mi edad poder responder con mucho orgullo: tengo 30 años. Cómo no hay fecha que no llegue ni plazo que no se cumpla, hace unos días los 30 me alcanzaron.


Fue hace poco menos de 6 meses cuándo me entró el nerviosismo acompañado con una especie de depresión por estar tan cerca de atravesar la línea entre equivocarte y componerlo, de los veinte a los treinta. Tal vez porque en ese momento había decidido dejar mi trabajo, mi corazón, sentimentalmente hablando no estaba muy bien y ni que decir de mi salud, en dónde los doctores me recetaban desde ibuprofeno pasando por Prozac ó hasta tener un hijo. ¿WTF Jhonny?

En fin, después de un montón de eventos desafortunados, entre chocar, pasar traiciones amistosas, ver como tu cuenta de banco empezaba a minimizarse, no encontrar chamba y además casi llegar a los treinta, no bueno, para mi era lo peor, lloraba por los rincones, de mi humor, ni hablamos, no quería salir con nadie o salía de más a enfiestarme tanto que todas las mañanas de Domingo me lamentaba por la visita del karma más rápido llamado cruda.

La realidad es que las cosas siempre vienen en combo y solo tú sabes si las tomas con optimismo o pesimismo, y pues yo y mi GRAN convicción por ser la mejor Drama Queen del mundo mundial, obvio me fui por el camino pesimista. ¡QUE HUEVA YA SE!

Una semana antes de llegar a los “temerosos” treinta, mi vida cambió, por lo menos dio un pequeño giro o yo quise darle la vuelta a la página, no se aún, lo qué si sé es que en cuanto decidí empezar a ver mis eventualidades con filosofía divertida, como siempre lo hacía, las cosas a mi alrededor empezaron a cambiar y para bien.

Este no es un choro motivacional, ni nada de eso que te cambiará el cerebro, simplemente es que como te sientes te proyectas.

Ahora en todos lados, escucho, veo y leo que entré a la etapa más productiva de una mujer, la más satisfactoria, en dónde lo laboral, lo emocional y lo físico se complementan para lograr sus objetivos.

¡Ya no soy una niña! De la noche a la mañana sentí que brinqué esa línea; ahora me siento con mucha más responsabilidad, pero a la vez con la motivación para llegar a mis metas de corto y largo plazo, una mujer que está de vuelta de vuelta al ruedo ejecutivo, con un nuevo trabajo y nuevos retos.

Tal vez vendrán más caídas y junto con ellas mucho aprendizaje. Ahora estoy segura que ya puedo responder con mucho orgullo mi edad.

Los treinta son un sendero desconocido, el cuál estoy MUY emocionada por empezar a conocer.

g.suárez