31 de diciembre de 2013

Se va, se va, se fue…

Estoy sentada en la barra de la cocina de mi casa, su casa, esperando a que llegue mi maravillosa comida comprada, ¿qué? pensaban que hoy último día del año 2013 yo, iba a cocinar, já! Continúo, sigo en pijama, el fío cala y las ganas por terminar este año son indescriptibles.

Mientras en twitter se quejan de que un año es un libro de 365 páginas me pongo a pensar que no es tan loca esa idea de que cada día escribimos nuestro andar.
En lo particular el 2013 me dio altos y bajos (y no estoy hablando de hombres, aunque también aplicaría) días en los que por el solo hecho de sobrevivirlos te tendrían que dar un premio, y días en el que la felicidad no cabía en mi cuerpo.

Me convertí en tía, descubrí ese amor inimaginable por una personita que solo duerme, llora y come, viajé (más de lo pensado y rayando en el ¡ya, por favor!), me fui a vivir a otra ciudad, regresé, me volví a ir, reencontré personas en el camino que dejaron huella y la enseñanza del por que se van, conocí como al 5to amor de mi vida, me di cuenta de lo que NO era necesario, me dolió, lloré, reí, bailé, amé, me decepcioné, maldecí, pedí perdón, pero lo más importante, nunca dejé –ni dejaré- DE CREER.

En un mundo, dónde la vida pasa rápido, la gente llega y se va muchas veces sin avisar, dónde las etiquetas de tu estado civil o tu status económico cuentan más que la verdadera escancia de las personas, no hay nada mejor que aferrarse a lo que uno cree, con la convicción de que hay alguien o algo allá afuera que nos proporcionará el complemento que necesitamos. Un trabajo, una persona, un viaje, lo que sea que quieras llegará, no importa si hoy lloraste por un amor que no prosperó, mañana seguro reirás al ver que Dios tarda pero no olvida.

Cuando empecé este escrito pensé por un momento que el 2013  no había sido un buen año…  al escribir y leer todo lo que hice me doy cuenta que estaba en un error, si, ya quiero que termine pero para recibir el nuevo año con la esperanza, y la FE de que será mejor y nos convertirá en mejores.

Así como el año pasado reté al destino y no use calzones rojos, hoy seguiré con la misma convicción, no propósitos, no rituales, lo que venga que venga y como guerrera que soy lo aceptaré y lo viviré, porque de lo único que está seguro en la vida, es dejarla.



Feliz 2014