Estoy
sentada en la barra de la cocina de mi casa, su casa, esperando a que llegue mi
maravillosa comida comprada, ¿qué? pensaban que hoy último día del año 2013 yo,
iba a cocinar, já! Continúo, sigo en pijama, el fío cala y las ganas por
terminar este año son indescriptibles.
Mientras
en twitter se quejan de que un año es un libro de 365 páginas me pongo a pensar
que no es tan loca esa idea de que cada día escribimos nuestro andar.
En lo
particular el 2013 me dio altos y bajos (y no estoy hablando de hombres, aunque
también aplicaría) días en los que por el solo hecho de sobrevivirlos te
tendrían que dar un premio, y días en el que la felicidad no cabía en mi
cuerpo.
Me
convertí en tía, descubrí ese amor inimaginable por una personita que solo
duerme, llora y come, viajé (más de lo pensado y rayando en el ¡ya, por
favor!), me fui a vivir a otra ciudad, regresé, me volví a ir, reencontré
personas en el camino que dejaron huella y la enseñanza del por que se van,
conocí como al 5to amor de mi vida, me di cuenta de lo que NO era necesario, me
dolió, lloré, reí, bailé, amé, me decepcioné, maldecí, pedí perdón, pero lo más
importante, nunca dejé –ni dejaré- DE CREER.
En un
mundo, dónde la vida pasa rápido, la gente llega y se va muchas veces sin
avisar, dónde las etiquetas de tu estado civil o tu status económico cuentan
más que la verdadera escancia de las personas, no hay nada mejor que aferrarse
a lo que uno cree, con la convicción de que hay alguien o algo allá afuera que
nos proporcionará el complemento que necesitamos. Un trabajo, una persona, un
viaje, lo que sea que quieras llegará, no importa si hoy lloraste por un amor
que no prosperó, mañana seguro reirás al ver que Dios tarda pero no olvida.
Cuando
empecé este escrito pensé por un momento que el 2013 no había sido un
buen año… al escribir y leer todo lo que hice me doy cuenta que estaba en
un error, si, ya quiero que termine pero para recibir el nuevo año con la
esperanza, y la FE de que será mejor y nos convertirá en mejores.
Así
como el año pasado reté al destino y no use calzones rojos, hoy seguiré con la
misma convicción, no propósitos, no rituales, lo que venga que venga y como
guerrera que soy lo aceptaré y lo viviré, porque de lo único que está seguro en
la vida, es dejarla.
Feliz
2014