Me bastó un solo capítulo de
Sex and the City, visto por enésima vez y aprendido de memoria, para ponerme a
pensar el porque soy como una especie de
mujer entrenadora de hombres para luego lanzarlos al altar… Obvio con otra. ¿WHAAAAT?
Me detuve a recorrer mi mente
y confirmar que efectivamente en todas mis relaciones amorosas yo he sido “la novia antes de la novia…que luego se
convierte en esposa“ ¿Aterrador no?
En alguna otra ocasión de mi vida, esta revelación, me hubiera traído un sin
fin de ansiedad que tendría que aplacar con cualquier cantidad de pastelitos de
chocolate, nieve de vainilla y mucha, mucha nicotina y alcohol. Pero no, este
no fue el caso ya que creo que lo estoy tomando con madurez (corre a la cocina a esconder los pingüinos,
la botella de ron y las colillas de cigarro).
Por fortuna, siempre he
creído, aún en mis peores momentos, que todos se debe de asimilar con
positivismo y sacarle lo mejor al suceso.
En un mundo en dónde ser
soltera es equivalente a “perdedora“ y sólo ves como las “ganadoras“ te miran
con compasión (qué en realidad es envidia disfrazada) y teniendo que escuchar
una y otra vez, --“Uyy Gaby, es qué tu ya podrías estar casada ¡y hasta con
bebés!-- --¡¡¡¿¿¿Netaaaaa???!!!, y
también cornuda, fodonga, y hasta divorciada
e infeliz por haberme casado con quién no debía… like you-- Si, soy una perra
¿y?... bueno en fin, me estoy desviando.
Esto de ser la “Encantadora
de Perros“ no se si tomarlo con tristeza, con humor o con whisky…
Esta científicamente
comprobado – y si no, qué venga Freud y me contradiga- qué todas las personas
seguimos un patrón, buscamos las mismas relaciones una y otra vez, y no quiere
decir que para acabar con él se necesiten años en terapia (muchas, si lo necesitan)
o que tengamos que ir con un chamán a que nos exorcicen, basta con hacer el
recuento de los daños para saber cuál es nuestro común denominador. ¿El
mío?... El sí acepto… pero no conmigo.
Ser la novia antes de la
novia es un poco confuso ya que en las noches de soledad te da por preguntarte
el famoso ¿qué hice mal? Toc-Toc, pequeña
cabecita de chorlito ¡NADA! No hice nada mal, el chico aún no estaba listo
CONMIGO… o la verdad yo le demostré que en la que le huía al matrimonio y al
compromiso era yo. ¡Así es! Aunque por dentro pensemos que ya estamos listas
para lavar calzones sellados, por dentro no lo estamos y eso es lo que
denotamos, siguiente paso, se acaba la relación, el consigue otra (con que
facilidad, caray) y ¡PUM! Meses después te enteras del bodorrio. Si, ya se ni
María la de Barrio sufrió tanto.
El verdadero meollo del
asunto es que ¡NO ME ASUSTA! Me gusta pensar que soy como una buena madre que
ya casó a todos sus hijos porque sabía que el seguir teniéndolos en casa no la
ayudarían a realizarse mas adelante por tener que mantener sus requerimientos.
¡QUE LOS AGUANTEN OTRAS!
Mientras continuo en la
investigación del porque los entreno, seguiré haciendo lo que mas me gusta,
escribir sobre mi vida y la de las mujeres que como yo, tenemos la suerte
(buena o mala, cuestión de opiniones) de seguir solteras disfrutando del gran bufete que la vida nos muestra día
con día.
Así que iré a ver el menú y
con suerte y pruebe algo, comper.