11 de mayo de 2009

Fear Factor

Esperaba desesperadamente que las horas pasaran, era uno de esos días en los que sientes que nada te convence, que había sido un error haberte levantado de la cama por la mañana, porque cualquier cosa que te pasara haría que derramaras las de María Magdalena…

Me pregunté porque me sentía tan mal, ni el pastel de chocolate me podría levantar de este trance deprimente en el que me encontraba. Que nos pasa a las personas adultas -o a las que intentamos serlo- hay días que quisieras borrar del calendario… y lo que es peor sin un motivo aparente.

El que en otras ocasiones diga que me dedico a ser feliz, no quiere decir que no llore. Por dónde es el camino a la felicidad? En realidad es un destino, o es solo el trayecto? Intento poner empeño y lo busco, a veces creo encontrarlo y otras siento que me vuelvo a perder. Si la vida nos pone espejos para que se refleje nuestra esencia, es correcto que haya ocasiones en que no nos guste lo que vemos? O mejor aún… es normal que nos de miedo lo que se refleja que somos?

Es aquí después de una gran introducción en dónde me detengo para hacer una retrospectiva de mi corta vida – 27 años es poco- y analizar la raíz de todos los miedos a los que he enfrentado.
A medida que iba creciendo mis miedos evolucionaban, algunos los logré erradicar, como aquel que le tenía al “cuco” (coco, viejo del costal, diablo María la Loca*, etc) ese que desde el kínder mis padres usaban para lograr algún objetivo en mi, que me fuera a la cama temprano o que hiciera la tarea; de lo contrario, este ser maligno vendría por mí y me llevaría… - para ser sincera nunca quise averiguar a donde-

El miedo a la oscuridad fue otro de mis grandes acompañantes y cabe mencionar que hoy en día hay veces que la oscuridad me sigue causando temor. Me pongo a pensar que tal vez no sea la oscuridad per sé sino lo que ella conlleva. El no saber en dónde estás parado, o a que te vas a enfrentar causa el mismo nerviosismo que cuando me portaba mal a los 5 años y el cuco y su malévolo plan vendrían por mí.

Cuanto más te llenas la cabeza con situaciones extrañas es más difícil poder saber cuál es la raíz del miedo. En estos momentos uno de mis mayores temores podría ser el no saber qué pasará con la crisis en nuestro país, en realidad esta incertidumbre no me ha quitado el sueño…aún! Pero sé que si no hago algo al respecto en poco tiempo estaré sufriendo de insomnio y es ahí cuando empezaré a temblar.

Creo fervientemente en aquello que dicen de que tú fabricas tus propios miedos – lo del cuco no cuenta eso es choro de los padres- Nosotros mismos somos los que vemos a esos supuestos moustros en la oscuridad; mismos que no te dejan avanzar, los que te tumban y aparte te ponen el pie para que no te levantes. Es válido de vez en cuando sentirse derrotado, y tener temor a enfrentarte a dicha derrota? Porque nos gusta creer que somos débiles, que nos pueden hacer daño y que necesitamos sentirnos rescatados? Es el temor mismo el que nos hace salir a luchar? o solo lo usamos de excusa para dejarnos vencer?... la mayoría de las veces por nosotros mismos!

Pasará el tiempo y tal vez no me responda esas preguntas, es más seguramente habrá un día en que mi más grande temor me invada a tal grado que todo este choro me lo pase por alto y me dedique a llorar y sufrir toda una tarde con un pastel de chocolate y nieve de vainilla, escuchando canciones ochenteras tipo La incondicional de Luismi para no perder la pose de “miedosa-suicida y masoquista en potencia” o seguir viendo (por enésima ocasión) la 2da temporada de Sex & the city en dónde nuestro Mr. Big se nos casa con otra. Y cuando ya esté casi en el desamparo total trataré de levantarme, me limpiaré las lágrimas (por más cursi que se lea) y enfrentaré a mi GRAN MOUSTRO al que le tengo no miedo…sino pavor: Mi amiga La Soledad!

Si! es cierto probablemente tendré más días así, días en que los temores sobresalgan por todo, pero son esos días los que me reafirman que soy una persona que vive al día, que siente y que tiene miedos, ya que de no ser así no tuviera corazón… y si de algo estoy completamente segura sin “temor” a equivocarme, es que sé que tengo un GRAN corazón… al que me da miedo dañar.

… tengo miedo!! En estos momentos tengo miedo!!!
Gabriela Suárez

Febrero 2009

Dedicado: para mi cuate del Youtube!



*Personaje folklórico de la Cd. De Allende N.L.